Las Dos Hermanas

Érase una vez, hace casi 30 años, dos niñas que vivían con su madre.
Una era más tímida y callada, mientras la otra parecía siempre alegre y confiada.
Ambas soñaban en como sería su vida una vez que se fueran de casa.
La mayor, que se llamaba Mamen, se veía lejos, salvando una batalla que recién comenzó cuando nació.
La otra, de nombre Clara, sin saberlo, ya tenía su camino, el que su madre había decidido por ella.
Su progenitora era una mujer dura de carácter y corazón, que había volcado en sus hijas toda una vida salpicada de frustración y dolor.
Descargaba toda la ira que anidaba en su interior en las dos chiquillas. Ellas sufrían el maltrato tanto físico como psicólogico lo mejor que podían.
A veces era difícil, que incluso ellas no se enfrentaran, sobre todo para evitar llevarse la culpa y que su madre las pegara.
Pero, aunque lo parezca, esta no es una historia triste, de esas que hacen llorar. Es la crónica de dos vidas separadas por el destino y algunas dudas sin resolver.
La que aquí escribe, es aquella hermana mayor, la que después de algunos años, tuvo la suerte de escapar de aquel infierno para convertirse en lo que hoy es.
Esta narración, en realidad, es para ti hermana. Es un trocito de mí, desde aquel día en que me fui de tu lado.
Recuerdo con total nitidez mi marcha. Había luchado mucho para conseguirlo. De premio me llevé la última paliza que me propinaría, por el horrible pecado de alzarme contra esa voluntad de hierro suya, que bien podría haber empleado para querernos, en lugar de dañarnos a  cada instante.
Lo que nunca pensé, fue en el dolor que te causaría, ya que a partir de ese momento recaería sobre ti, toda la fuerza de su temible forma de ser. Ahora se, que gracias a ello has llegado a ser la estupenda persona y madre que veo cuando te miro. Por supuesto, con 9 años cuando partí no entendía estas cosas y sólo buscaba un lugar donde me quisieran.
En aquella casa dejé años cargados de pena e incomprensión, pero también una hermana, que sin saberlo acabaría cuidando de tres hermanos más que habrían de nacer.
Desde ese momento, creé mi caparazón y levanté muros tan altos que eran infranqueables incluso para mí. Un pedacito de mi corazón quedó tocado y guardé ese dolor en el fondo de mi alma, creyendo que dejaría de existir si lo ignoraba.
Así continué durante bastantes años, con la ilusión de que todo aquello se había evaporado, de que tras la lluvia volvía a renacer el sol de mi esperanza.
Bien confundida estaba. Era como un coche averiado a la puerta del taller de reparación. Así se encontraba mi herida….esperando el momento apropiado para la sanación.
Tuve que aclarar muchas cosas conmigo misma y por fin ahora miro el pasado y el futuro sin rencor. Se que la culpa no fue mía ni tampoco tuya, simplemente fuimos víctimas de las circunstancias  que nos tocó vivir y gracias a las cuales hemos conseguido ser, como poco, fuertes y responsables.
Parece contradictorio, pero gracias a las vivencias que compartimos he aprendido cosas muy positivas. Se que todo lo que sucede sirve para ir haciendo nuestro camino y superar obstáculos, que a la larga nos ayudan a madurar y crecer.
Te quiero a ti y todos y cada uno de mis hermanos y deseo que sigamos juntos en esta travesía que hemos decidido compartir.
Acompáñame hermana, lucha por tu día a día y valora lo que tienes, que es mucho. El pasado es sólo eso pasado y el presente será lo que tu decidas escribir en él. Vive con entereza agradeciendo cada momento, cada instante, porque son únicos e irrepetibles.
Que las cosas que has vivido te ayuden en el futuro y endulcen cada segundo, ayudándote a aprender.
Yo continuaré aquí, como aquella niña de tus recuerdos, pero recuperada y fuerte, siempre agradecida y dispuesta a ayudar.
Una vez alguien me escribió una preciosa frase: “En el cielo hay una estrella que presume de bonita, pero yo tengo una hermana que la deja chiquitita”. ¿Te acuerdas? Fuiste tú y jamás la he olvidado. Deseo que te valores como lo hiciste conmigo al escribirme esas palabras, porque así lo hago yo.
Ojala cada vez que mires el mar donde vives, veas tu reflejo y el mío, como dos palomas, volando unidas hacia el firmamento, libres  y felices para siempre.
Poco queda ya de aquellas dos muchachas, pero el futuro es una página en blanco pendiente de rellenar. Hagamos una historia a nuestra medida, poquito a poco sin prisa. Es el principio de nuestro nuevo destino y viajaremos….DIRECTAS A LA ETERNIDAD. 

2 comentarios:

  1. Hola Mamen, te felicito!!! y te animo a que sigas.... cuando logremos reunirnos los de Santa Isabel celebraremos tus exitos (de momento los del blog.. o los que vengan)
    Manolo Rodríguez

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  2. Cuando vuelvas a escribir sobre nuestra historia,poco a poco,sin prisa,como tu dices;puedes contar al muundo que siempre estuve contigo y por supuesto viajaremos juntas hacia la ETERNIDAD...

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