Si pienso en el Rosa
me admira su color
me atraviesa su esplendor
y me embelesa su fulgor.
¡Cuánta variedad de matices!
asombrado me dices.
Y yo con una amplia sonrisa
me dedico, poco a poco, sin prisa
a contarte una peculiar historia
con lo que salga de mi memoria.
El Rosa como color nace pastel y ligero
adornando con creciente esmero
campos de flores y ciudades
con sus múltiples variedades.
Se va tornando chicle llamativo
luciéndose armonioso y festivo.
Decide, sin ápice de temor, ser más colorido
bienvenido al fucsia y su poder curativo.
Tornará al berenjena o violeta, según la ocasión
invitando a una fascinante combinación.
El Rosa como sabor acompaña a platos exquisitos
para los cuales no hay requisitos.
El Rosa como olor impregna perfumes suaves y delicados
dotados de pasión, cuidadosamente elaborados.
El Rosa como nombre, como novela, como canción
como baile de exhibición…
Ahora el que sonríe eres tú, el pensamiento discurre
y yo complacida pregunto: ¿Qué más se te ocurre?