HERMANOS

Hermanos, compañeros de sol y de luna
de obsoletas y desterradas trincheras,
de fotos antiguas y recuerdos rotos,
por el inescrutable paso del tiempo.
Hermanos, amigos inestimables
de leales confesiones
y absurdos remordimientos,
de una niñez mal concebida.
Hermanos, queridos y adorados
en largos sueños de invierno,
aletargados en el baúl,
de la aturdida memoria.
Hermanos, defensores a ultranza
de maltratos tristes y ruines,
sembradores de estrellas,
en las noches ausentes de luz.
Hermanos, encargados sin razón
de acunar perdidos desvelos,
con la secreta devoción,
de hacer retornar al Hada de los Sueños.
Hermanos, decididos protagonistas
de preguntas ocultas en el aire,
pululando inquietas,
en busca de certeras respuestas.
Hermanos, palabras quebradas
de frases nunca dichas,
por miedo a que se evapore,
la magia que impregna el ambiente.
Hermanos, realidad y fantasía
locura y cordura,
enrevesadas a hierro forjado,
en el rincón de cada alma.
Hermanos, cara y cruz
de una misma historia,
por nosotros apenas contada,
pero impresa en cada gesto.
Hermanos, héroes en el diván
de nuestra mutua compañía,
aprovechando los lánguidos instantes,
que nos ofrece el día a día.
Hermanos, imposibles e impasibles
ante cualquier circunstancia,
por la inherente costumbre,
de sobrevivir con astucia.
Hermanos, maestros abnegados
en el arte de la observación,
aparentemente cada uno por su lado,
pero atentos a cualquier petición.
No hay principio ni fin, ni gracias en exceso
porque ni aquí, ni en otro confín
nadie podría negar que sois…
Mis Hermanos.

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